jueves, 31 de diciembre de 2015

Se termina 2015. Un año único en que se han sucedido acontecimientos extraordinarios.
Se acaba diciembre y toca hacer balance de los objetivos marcados el año pasado y su evolución, además de un repaso general.

En cuanto a los propósitos que planteé para este 2015... Ninguno cumplido!! Porque no nos engañemos, nadie los cumple. Aceptate cómo eres que va a ser más facil que cumplir propósitos. 

Si hago balance de este año, bueno, ha sido un año especialmente bonito. Empezó encontrando al amor de mi vida y se acaba así también, asi que no puedo quejarme en ese aspecto... La verdad que ni en ese aspecto ni en ninguno, tengo mucha suerte de tener a la familia que tengo, a mis amigas que las quiero con locura, y a muchas personas conocidas que se están haciendo un hueco en mi corazón poco a poco. 

Para este año 2016 lo único que pido es salud para mi y para todos los míos.

Y nada, recordar, que siempre hay una razón por pequeña que sea para sonreír y vivir la vida como si no fueras a salir vivo de ella, que en efecto será asi. Asi que baila, rie, llora, disfruta de todo lo que puedas y más pero sobre todo, se feliz!

Feliz salida y entrada de año, que tengáis un año maravilloso. 

¡Besos!

sábado, 5 de diciembre de 2015

¡VIVA (-E) LA VIDA!

A la vida, hemos venido a dejarnos las ganas para que se despierten nuestros sueños, para que salgan de la almohada. Hemos venido a dejarnos lágrimas y sonrisas. O sonrisas y lágrimas. El orden de los factores es lo de menos pero la cuestión es que cuentes con ellas. Porque habrá días. Habrá momentos. Habrá emociones. Habrá cambios. Habrá vida. Y es que a la vida, hemos venido a dejarnos los sentidos. Los cinco y porque no hay más.Hemos venido a dejarnos las ideas sobre la mesa y las decisiones por el camino. Hemos venido a dejarnos el aliento para no rendirnos. El sudor, detrás de cada esfuerzo. Y nuestros pasos, desde el primero al último. Para seguir. Para insistir. Para que siempre sí.  A la vida hemos venido a dejar lo que somos. Cada uno de nosotros. Qué aburrido el que viene de puntillas, el que no sabe que tiene cosquillas, el que siempre tiene prisa y se pierde el presente, el que solo se mueve en septiembre. O en enero.

A la vida, hemos venido a dejarnos la confianza en unas manos que estén dispuestas a cuidarla. Y qué a gusto se queda uno cuando las encuentra. Hemos venido a dejarnos la voz para hablar de verdad. Y las miradas, para cuando las palabras no sean necesarias. Porque también hemos venido a dejarnos el silencio en una conversación cuando ya se ha dicho todo o simplemente, cuando respirar se convierte en una (la) prioridad. Pero que sí. Que a la vida hemos venido a dejarnos la ilusión en cada comienzo y el coraje en cada reto. Y el tiempo, el nuestro, el más valioso, en lo que creemos. Las excusas, en el olvido. Justo ahí. Lejos. Y los miedos, en el desván, dormidos. Que no hagan ruido. A la vida hemos venido a dejarnos las alas en cada vuelo. La piel, en cada abrazo. Los detalles, en cualquier rincón de la rutina. Las gracias, en el día a día. Y el corazón, como seguro que tú ya sabes, en todo lo que hacemos. Sin excepción.

A la vida hemos venido y solo por eso, vamos a atrevernos. Vamos a dejarnos algo. O todo. Un descuido así merece la pena. Que se note que lo único que nos preocupa es vivir

martes, 24 de noviembre de 2015

Nunca será siempre.

Erase una vez la historia de un niño y una niña. El niño se llamaba Siempre y era una persona soñadora, aventurera, que creía que todo lo que veía no era todo lo que había en realidad y que había algún lugar donde las leyendas cobraban sentido. Por contra estaba Nunca.

Nunca era una persona pesimista, una persona realista, una persona que solo se fiaba de aquello que podía comprobar y constatar con sus propios ojos y que no se creía ni historias ni cuentos.

Entonces llego un día en que Siempre se acerco a Nunca y le dijo que su mayor sueño en la vida era viajar y llegar hasta el sol. Ella dijo: "No podrás. Si saltas te vas a caer. O lo que es peor, si llegas te vas a quemar."

Supongo que ella lo que intentaba era ser la cuerda de globo de los pájaros que tenía en la cabeza Siempre, pero tal era el peso de sus sueños y tantos pájaros tenía en la cabeza, que llego un día en que todos a la vez emprendieron el vuelo y Siempre se perdió en mitad del cielo.

Hay quien dice que llegó. Otros que se cayó. Incluso hay quien dice que cumplió su sueño, pero de todo esto que pasó Nunca nunca lo supo porque echó raíces en el suelo.
Y es que si siempre te dices nunca, nunca sera siempre.

sábado, 7 de noviembre de 2015

‘Bailaba sola y movía el mundo’

Hola, pequeñita.
Venía a decirte que eres enorme.
Que vencida estás preciosa, pero no te dejes nunca.

Que morirte de vez en cuando es aprender a andar descalza por el miedo
y que cortarte por amor es como tener que drogarte para vivir: inevitable.

Respira; y recuérdate libre.
Haz-te tu-ya.

Venía a decirte que si te levantas con el pie izquierdo, bailes con el derecho.

Escúchame;
Si agachas la cabeza que sea para besarte las rodillas,
si miras hacia atrás que sea para ver el culo que te hacen esos pantalones y para  tener ganas de seguir adelante.

Si se te caen las lágrimas que sea porque ya no las quieres.

He venido a decirte que tienes un vacío maravilloso en el que caben mil abrazos,
que te pongas el vestido de flores y te deshagas el nudo del estómago;

que seas feliz dentro de tu cajita de música triste.

Que enamorarse del monstruo es como dudar de tu vida cada domingo: inevitable.

Oye, mi pequeñita, que eres un cielo.
Un cielo despejado en pleno enero cuando llueve sobre calado.

Quería decirte que cojas mucho aire,
que los golpes de suerte son golpes, al fin y al cabo
y que tengas cuidado, que la nostalgia pica.

Que si te cuentan mentiras, sea para dormir
y que eres fuerte;
fuerte como una niña frágil vacía de miedos.

A ver, mi niña, que te abraces y te escuches,
y acuérdate siempre: tú eres tus alas.

Que hay sonrisa en tu ruido
y viceversa.

Que tienes una mirada fugaz que pide un deseo cada vez que se estrella.

Querer huir y no hacerlo es recordarte, cada día, que tienes que olvidarlo.

No ser el alguien de nadie siendo solamente y toda tuya;
y hacerte el amor y la tonta y pensar en ti y en ti y en ti y en ti…

Mi tulipán; tienes un beso infinito en cada punto débil y la boca llena de libertad.

Mi gusanito de seda; conviértete en mariposa.

Asume tu silencio como una victoria y aprende que hurgar en la herida ayuda a curarla.

Mi pequeñita, solo vengo a decirte que cometer un error puede ser un acierto;
que hay que masturbar el dolor hasta que desaparezca
y que todavía existen personas que te cogen de la mano sin asfixiártela.

Mi luz del túnel.

Mi pequeñita, mi sol, mi baile de primavera…

Escúchame:
alguna magia es verdad; 
y tú eres completamente cierta.

Lo único que tienes que hacer es no dejar nunca de creer que la vida es maravillosa aunque, de vez en cuando, te pise los pies al bailar.

jueves, 27 de agosto de 2015


Hay personas que te dejan con herida de bala, aunque fueras (seas) tú la que llevaba (lleva) el arma.

“-Eres tonto.
-Ya, no deberías haberte metido en mi cama,
te lo puedo contagiar”.

“Nunca dejé de quererte,
sólo dejé de insistir”

El miedo al compromiso,
la perenne nostalgia,
la atracción por lo imposible.

Deberían prohibir tu olor en otros cuellos.

Qué bonito era no ser nada,
pero juntos.
No duele perderte,
puesto que no eras mío,
duele dejar de ser tu sabor preferido.
Te fuiste porque había otros,
había otro porque no te quedabas.

No digas que soy demasiada mujer para ti,
no lo digas.
Te dejo calculando el vuelo de otras faldas.
En el próximo tic tac, te olvido.

“-Te he visto con él no es tu tipo de chico.
-Ninguno lo es”.

Uno se amaba demasiado a sí mismo como para quererme a mí,
el otro, no entendía mi mundo interior.
Lo malo de estar entre dos aguas, es que al final te ahogas.
Llevo toda la vida sacando la misma bola de la bolsa.
Tengo el don de amor en el momento exacto
en el que se van de mi vida.
Ama, ama y ensancha el alma,
y quédate sola,
(con los ojos inundados de todas las cosas que querías contarles)
porque ninguno te va a querer
como tú quieres que te quieran.

Mujeres que llevan tatuado un “no soy sólo eso” en la mirada.


“Son peligrosas porque el tiempo les pesa 
y la pasión les duele y la sospecha 
de que jamás hallaran lo que buscan,
 se convierte en certeza” 
(Almudena Grandes)


“-El mundo no está hecho para gente así
-¿Para una chica que piensa?
-No, para gente que se enamora sin pensar en las consecuencias”.

No me enamoro,
me inmolo.
Sé que estoy viva
por el miedo.

“Me autodestruyo para saber que soy yo y no todos vosotros” (Leopoldo María Panero)

Me duele la inspiración de no saber a quién quiero.
Yo solo quiero una cama sin hacer,
ver dormir a mi gato
y dejar de ser una chica incapacitada para el amor
que llora por cosas tontas.


No hay a quien querer y es triste y no es triste.

Perdón por confundir el hambre con las ganas de comer,
y al amor, contigo.

Encuentra lo que amas y deja que mate a otra. 

miércoles, 8 de julio de 2015

"HAY AMORES QUE TE CAMBIAN, QUE TE TRANSFORMAN. AMORES QUE NO PASAN A DIARIO Y QUE DE HECHO NO PASAN SIEMPRE. SON AMORES QUE TE BESAN LA PIEL Y TE TOCAN EL ALMA”.
  Cuenta una leyenda que todos nacemos atados a nuestra “alma gemela” mediante un hilo rojo. Pero no es un hilo cualquiera, es un hilo indestructible, que por más que se estire o se enrede, jamás podrá romperse. Y no importa cuántas parejas se tengan a lo largo de la vida, al final de cuentas siempre se estará atado mediante ese hilo a nuestro amor verdadero, y como dice Isabel Allende, eso automáticamente nos vuelve amantes eternos y está en nuestro Karma seguir encontrando a esa persona hasta que se pueda consumar el amor.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando ese hilo rojo te llevó directamente a estar con el gran amor de tu vida? Y más allá, ¿qué ocurre cuando ese gran amor termina y se va? ¿Hasta ahí llegó la función del hilo rojo? Tal vez hay algo que la leyenda no nos esté contando y nos oculte, porque muy probablemente el hilo se rompa únicamente cuando ya cumplió su función de unir a dos almas gemelas… ¿o no?
A lo largo de nuestra vida nos convertimos en el amor de muchas personas y muchos se convierten en el nuestro. Desde luego que cada historia de amor es diferente, con distintos matices e intensidades, pero el motor de todas es el mismo: el amor. Y si bien es cierto que no se ama de la misma forma a nadie que conocemos, también es cierto que siempre se puede volver a amar a alguien con quien se escriba otra historia.
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No obstante, muchos son los que aseguran que después de conocer a ese gran amor de la vida, es imposible volver amar e inclusive recuperarse de esa pérdida que con frecuencia, deja el corazón destrozado y sin ganas de dar más. Y puede que tengan razón hasta cierto punto, pero personalmente discrepo en todo lo demás.
Siempre he sostenido que después de vivir un amor tan intenso como el que se vive con la persona que es tu alma gemela, nada vuelve a ser igual. De hecho, no te quedan ganas de darle nada más a nadie porque no puedes, estás vacío, y lo que te quedaba se lo diste a esa persona que ahora se ha ido. ¿Y qué decir del corazón? Bueno, ese es quien se lleva la peor parte de haber estado en el campo de batalla y a veces reconstruirlo tarda un rato, porque no es para menos; estamos hablando del gran amor de tu vida, ese que se suponía iba a estar contigo hasta el fin de tus días…ese que se supone, está atado contigo sin importar cuánto estires el hilo.
 ¿Y duele? ¡Claro que duele! Tener un corazón roto es posiblemente tan doloroso como una herida física y más cuando el responsable es ese amor de tu vida a quien tratas de suplir con otro alguien que te haga sentir lo mismo, pero sin éxito.
Al final te das cuenta que sí, que es verdad que ya no vas a encontrar a nadie como esa persona y que jamás volverás a sentir lo mismo por nadie más, pero aquí es donde debe entrar el aprendizaje y la sabiduría adquirida en el camino. Aquí te das cuenta que efectivamente, tener un corazón roto es inevitable, pero es una experiencia que forma parte del viaje, y que afortunadamente con el tiempo, el dolor pasa y las heridas sanan, el corazón se reconstruye y vuelves a confiar, te vuelves a abrir a la posibilidad de sentir lo mismo o incluso mucho más por alguien diferente, porque entiendes que aunque la historia con el amor de tu vida fue intensa y única, no puedes cerrarte a la oportunidad de conocer a otro alguien que muy posiblemente, te enseñe nuevas experiencias y te haga vivir el amor de una forma única que también te haga sentir vivo.
Y probablemente aún después de entender eso, te sigas preguntando el por qué del final de esa historia, que se suponía, era con el amor de tu vida y que por lo tanto, no debía terminar. Pero si eres listo, aceptarás la realidad y te darás cuenta que en la vida hay personas que llegan por temporadas para enseñarnos cosas, para hacernos vivir historias y que una vez terminada su función en nuestra vida, se van porque han cumplido su misión.
Cuando yo mismo llegué a esa conclusión, entendí lo que los budistas quieren decir cuando repiten la frase “si nuestro Karma lo permite, nos volveremos a encontrar”, que no es otra cosa que una forma simple de decir que lo que es será pase lo que pase, y que las cosas ocurren por una razón en el momento y lugar indicados, ni antes ni después, porque lo que ocurre es exactamente lo que debía ocurrir y no hay más.
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Ahora la historia del hilo rojo toma otro cariz. Inclusive esa historia también tenga sus excepciones que no menciona y las cosas no sean tan exactas como se nos cuenta. Tal vez el hilo rojo sí se rompa después de haber vivido nuestra historia con ese que era nuestro amor de vida, poniendo punto final a ese encuentro y a ese Karma. Pero también es probable que ese hilo rojo pueda regenerarse con otra persona que también esté dentro de nuestro karma, y con quien tal vez el hilo no se rompa sino hasta el final de nuestro días. Finalmente cuando eso pase, entenderemos que en la vida hay muchos amores y que ese amor de vida que jurábamos eterno, en realidad no lo era tanto porque se fue. Entenderemos que el verdadero amor de nuestra vida, es esa persona que pase lo que pase, decide quedarse a nuestro lado por el resto de la vida, y eso, es algo mucho más allá que definitivamente ya no tiene nada que ver con hilos rojos o de cualquier otro color.
“NUNCA VAS A AMAR A NADIE IGUAL Y NO PRETENDAS HACERLO. PIENSA QUE SIEMPRE PUEDES AMAR MÁS Y MEJOR Y QUE EL AMOR DE TU VIDA NO ES ESE QUE SE FUE, ES MÁS BIEN ESE QUE TAMBIÉN TE ESTÁ BUSCANDO Y QUE COMO TÚ, TAMBIÉN ESPERA QUE TE QUEDES A SU LADO”

lunes, 6 de julio de 2015


¿Cuántos de vosotros os levantáis por obligación cada día a la misma hora, vais a estudiar o trabajar en algo que no os gusta? Y os repetís una y otra vez: es lo que hay, mientras paguen… ya vendrán tiempos mejores.
Pero los años van pasando y nunca llegan.
Pongámonos en la mejor situación del sueño que nos venden desde pequeños. Terminamos nuestros estudios con buena nota y encontramos un trabajo estable de 8 horas con un sueldo que te permita pagar tu alquiler o hipoteca, tener tu perro, tu gato, tu tele gigante, tu coche, tus caprichos, tus cositas con tu pareja, vale… ¿y ahora?
Te quedan 50-60 años por delante en los que como mucho podrás aspirar a tener unas semanas de vacaciones al año, ahorrar para cuando te jubiles y no poder disfrutar de ese dinero porque eres demasiado viajo. Todas aquellas cosas que tenían que llegar y… ahora todo te da pereza.
Yo es que no estoy hecho para esta vida en la que la gran mayoría de personas que conozco están muertas en vida, que lo único que les motiva para levantarse por las mañanas son las facturas que tienen que pagar. Luego los padres con: ¿qué harás cuando seas mayor? Deja ya tus tonterías, ya harás lo que quieras cuando puedas pagarte tus propias cosas, tienes que ser una persona de provecho…
Vale, ahora eres un adulto, has hecho todo lo que se supone que deberías hacer y te reencuentras a un amigo que hace mucho que no ves y te pregunta:
– Hey! ¿qué tal?, cuánto tiempo… ¿qué es de tu vida?
Estoy seguro que le respondes sin pensar:
– Nada, estudiando, trabajando… lo de siempre.
Tanta gente se siente vacía, perdida, no saben qué camino tomar, están angustiadas porque el tiempo pasa y tienen que decidir si siguen estudiando, qué carrera tendrá más salidas, si se ponen a trabajar… para tener el futuro que quieren.
Pero… ¿cuál es el futuro que quieres?
No ese que te han metido en la cabeza de pequeño, sino ese futuro que quieres para ti.
Sabéis, una de las preguntas que más me han hecho a lo largo de mi vida es:
– ¿Qué no sabes hacer?
Mi respuesta es siempre la misma:
– Lo que todavía no me he propuesto aprender.
Por una vez trata de ser sincero contigo mismo. ¿A qué te dedicarías si pudieras elegir cualquier oficio sin importarte nada más que lo que deseas? ¿Quieres ser mozo de almacén, cajera de un supermercado, dependiente toda tu vida? Probablemente no. Seguramente te gustaría ser cantante, escritor, deportista profesional, tener tu estudio de tatuajes, chef de tu propio restaurante, trabajar viajando por el mundo
Pero en lugar de eso tienes un montón de ideas y sueños que no los llevas a cabo por el qué dirán, porque tus padres prefieren que hagas otra cosa, te pones excusas y más escusas diciéndote a tu mismo: me falta dinero, me faltan medios para desarrollar mis ideas, pero en realidad… te pasa lo que le pasa a muchísima gente.
Lo que tienes es miedo.
Miedo a fracasar.
Dicen que la paciencia es la madre de cualquier ciencia, pero te aseguro que el tiempo corre sin importarle lo paciente que seas. Mucha gente se sienta a esperar su tren pero cuando llega no saben reconocer si es el suyo y se quedan en el andén mientras ven como se cierran las puertas dejando una herida abierta.
El tren jamás pasó de vuelta.
Hay una estrofa de Rubén Darío que suele recitar mi abuela con Alzheimer cuando tiene sus momentos de lucidez que dice:
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer…
Si tienes un sueño lucha por él ahora. No esperes a un futuro que ni sabes si existe. No sigas los consejos de gente que intenta darte clases de cómo triunfar en la vida cuando ellos han fracasado, sino fíjate en lo que hicieron mal para no cometer sus mismos errores.
Alguien dijo alguna vez: “Solo podrás hacer realidad tus sueños si cuando llega la hora sabes estas despierto”. Tiene sentido, ¿no? Sé por experiencia que nadar contra corriente es muy frustrante, que habrán muchísimos momentos que querrás mandarlo todo a la mierda, pero dime lo que realmente sientes cuando te hablas en frente del espejo y le intentas mentir a tu reflejo poniéndote ese disfraz de otro clon más con miedo a tomar las decisiones importantes para tu vida.
¿No te has sentido siempre raro, extraño, como si hubieras parado en la estación equivocada? Pues si de verdad sientes que ese es tu tren, no esperes a que se cierren las puertas. Si sigues luchando por lo que quieres… la alarma que tienes dentro de ti va a sonar tarde o temprano. Si tienes miedo a caminar te fabricas tus alas, aprendes a volar y a decir adiós. Porque lo sabes. Sabes que lo único que realmente quieres es ser libre hasta el día que cierres los ojos por última vez.
Busca dentro de ti, solamente tú sabes lo que realmente quieres. Tienes que dejar ya de esperar a que ocurra un milagro porque nadie va a tocar a tu puerta.


sábado, 27 de junio de 2015

Te vas a girar cualquier noche en la cama y te vas a encontrar con todas las caricias que no te di.

Un día te mirarás al espejo y verás en tus ojos todo el dolor que un día me regalaste.

Vas a lavarte la cara, queriendo quitarte la culpa de encima y te vas a creer, por un momento, que lo has conseguido.

Después te vestirás con la ropa que un día yo te arrancaba sin tocarte; te pondrás esa camiseta que tanto te gusta y los vaqueros rotos, que se te caen a pedazos; soñando que me peleo con tu cinturón para desabrochar las ganas que tienes de follar cada mañana.

El café te va a saber más amargo de lo habitual; no estaré yo encima de la mesa comiéndote el cuello mientras te endulzo la vida con alguna que otra sonrisa entre dientes.

Se te va a olvidar cerrar la puerta con llave; esa que yo he abierto tantas veces para no volver, pero he cerrado otras tantas para no perdernos.

Tendrás que pasar por delante del bar de siempre. Con los de siempre. Pero sin mí. Cerrarás los ojos para no ver mi ausencia reluciendo entre todo el rock que nos hacía perder la cabeza.

La rutina te comerá, pero nunca como yo.

El trabajo te asfixiará, la corbata te ahogará y los papeles te amputarán esa poca energía que te queda para dar los buenos días.

Te reirás de algún chiste malo; y entre carcajada y carcajada, verás mi cara mojada como aquel día que nos llovió por dentro.

Abrirás el primer cajón y encontrarás la foto que no nos hicimos porque nos enamoramos de un instante que no hacía falta inmortalizar porque prometimos que nunca lo íbamos a olvidar;
descubrirás debajo de todas las carpetas, esa factura de aquel hotel al lado de la Alhambra en el que nos desvivimos porque, literalmente, se quedó allí un poco de nosotros impreso en las paredes de esa habitación que rezumaba insomnio por todas partes.

Saldrás corriendo de ese trabajo inútil y cogerás el coche que tantas veces nos llevó a miles de sitios por esas carreteras perdidas de tu mano y verás a la nostalgia sentada de copiloto susurrando mi nombre.

Irás corriendo, sin mirar, fijándote en la nada que te espera delante de todo lo que te rodea creyendo que al final de ese túnel oscuro y sombrío vas a encontrar un poco de luz que ilumine esas noches en vela.

Caerás en el sofá, desplomado, con las ganas por la bragueta y cerrarás los ojos mientras metes tu mano en los pantalones para masturbarte por sexta vez antes de desmoronarte en la cama para dormir tres escasas horas y tener que volver a abrir los ojos y enfrentarte, otra vez, a ti mismo.

Te girarás, como todas las mañanas, y verás los besos en la almohada y los orgasmos que me robaste; chocarás con la felicidad que nos faltó y te preguntarás cuántas noches más tendrás que aguantar el peso de tu conciencia, mi presencia indirecta en tu cama, el olor a sexo que desbordan los cajones, la ausencia de ropa interior por el suelo…

Y entonces te verás sin mí y dudarás cuántos abrazos habrían hecho falta para que me quedara una vida más contigo.

Te darás cuenta de que, a pesar de las volteretas, nunca supiste estar a mi altura y pensarás ‘ojalá no hubiese dormido nunca solo por no perder ni un solo minuto contigo’.

Y sentirás, de repente, que la vida murió el día que me dejaste marchar. Por tonto. Por no saber lo que te estabas perdiendo, ahora me has perdido. 

domingo, 14 de junio de 2015

Ceguera.

De repente todo se volvió oscuridad. Es curioso. Te pones una venda y empiezas a caminar. No puedes ver absolutamente nada. En el fondo sabes que no es real. Pero, ¿qué ocurriría si al quitarte la venda la luz no regresase? ¿Si te quedases ciego de repente? Sin nuestras percepciones visuales, el mundo que conocemos sería totalmente diferente. Tus otros sentidos se agudizan. Sí, es cierto que somos esclavos de nuestros ojos. Cuando no ves, de repente los sonidos se vuelven más intensos. Incluso el leve movimiento de las hojas de los árboles sacudidas por el viento penetra en tus oídos, discurre por tu interior y hace que todo a tu alrededor vibre. Te sientes solo. Das algunos pasos. Tienes miedo. Caminas, pero no sabes qué tienes delante. Y de repente, sientes el tacto de una mano cálida. Y te sientes más seguro. Nunca habías tocado una mano desconocida y sentido algo así. Como si de repente el mundo fuese un lugar menos peligroso. Como si vieses algo más, porque alguien te está tocando, y sientes que está ahí y en silencio le das las gracias del mismo modo que él te hace un favor: con una simple caricia. Tal vez, esa persona esté igual que tú. Los dos ciegos, los dos sin poder ver, pero los dos más fuertes porque camináis al mismo tiempo, y porque si caéis, caeréis juntos, y si tropezáis, os ayudareis para amortiguar el golpe. Llega un momento en que en medio de esa ausencia de luz, empiezas a ver. A imaginar. A oler y a tocar. Y cuando te quitas la venda, cuando los rayos del sol vuelven a molestarte, cuando comienzas a apreciar otra vez formas y colores, eres consciente de lo mucho que tienes y lo poco que lo valoras. La posibilidad de descubrir cada día un nuevo horizonte. La posibilidad de emocionarte con una imagen. La belleza de un mundo que ignoras cuando sientes que solo tú eres el mundo.


viernes, 8 de mayo de 2015

Eres el amor de mi sexo.

Imagínate la noche más fría y el sexo más sucio.

Unos dedos caminando por tus inviernos para calentarlos.

Una lengua haciéndote cosquillas en las promesas que nos hacemos.

Una lluvia de sonrisas, pero por dentro.

Una revolución en tu pecho.


Me excita tu risa, me pone tu voz y me corro viéndote amanecer.


Imagínate la mirada más constante y las ganas de morirte de ganas.

Una puta en cualquier parte, pero contigo.

Unas bragas prohibidas, unas manos teñidas de sexo, la música de tu orgasmo.


Un cuerpo bailando en saliva.

Una tristeza que no es tuya.


Me excita la manera que tienes de romperte, me pone tu corazón y me corro mirando cómo existes.

Imagínate al tiempo pidiéndome espacio y al mismísimo sol acomplejado por tu luz.

Un polvo suplicando que le echemos.

Una espalda hecha de poesía y camas calientes.

Un mes de Mayo que empieza en Enero.

Una fiesta en tu sexo.


Voy a hacerte madrugadas de canción.

Voy a quitártelo todo hasta ponerme toda.

Voy a jugar con la lengua hasta que memorices mis bailes.


Voy a follarte haciéndote el amor,

deshaciéndote la vida,

queriéndote en espiral.


sábado, 25 de abril de 2015

Locura de amor.

El amor. La neurociencia nos dice que activa las mismas partes del cerebro que la adicción a las drogas. Nos hace sentir como si pudiéramos hacer cualquier cosa, ser lo que sea, lograr cualquier cosa. Y una vez que lo probamos queremos más.
La cuestión con el amor es que, cuando es bueno, es muy bueno. Y cuando es malo, duele muchísimo. Y si no puedes encontrar la forma de equilibrar todos esos altibajos, te volverás loco.

lunes, 30 de marzo de 2015

Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el “chusmerío”. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ¡Ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia!

viernes, 27 de febrero de 2015

Un cuarto de siglo

Y el mismo número de besos apasionados,  de abrazos desparramados por los dos costados, de despedidas de personas de las que no me quería despedir y de saludos de bienvenida a personas que no esperaba, de sorpresas agradables y de las que no lo fueron tanto, de decepciones que llegaron sin avisar, de carcajadas, a boca abierta, compartidas y de llantos desesperados que no encontraron consuelo. 
De noches en vela con sus días llenos de luz y color, de secretos guardados y conversaciones sin acabar, de amigos, colegas, desconocidos y personas especiales, de rutinas y, también, excentricidades. 
De películas con final feliz y otras tantas con el peor de los finales. De silencios con sentido y de charlas sin ninguno. 
De miedos que no me dejaron avanzar y de oportunidades que aparecieron de repente, de pesadillas, de sueños dulces hechos realidad, de despertares y puestas de sol, de malentendidos y de segundas oportunidades, de viajes y maletas a medias.





De mí, y mis 25 años. 

domingo, 25 de enero de 2015

No.
No te quiero,
ni te he querido nunca.

Tampoco me has hecho sonreír,
ni temblar,
ni volar.

Nunca me he corrido contigo.
Ni siquiera cuando te follabas todos mis miedos, mis dudas, mis tristezas.

Jamás he tenido ganas de ti,
ni vértigo cuando te cogía de la mano,
ni escalofríos cuando pasabas tu lengua por mi nuca.

No me has calado,
y tampoco he sentido que el mundo se acababa cada vez que cerrabas la boca.

No.
No he estado hasta las manos,
no he roto con todos mis esquemas,
ni he perdido los papeles, ni las bragas;
no has sido mi canción, ni mi poema
y, por supuesto, tampoco he sido valiente, ni consecuente, ni sincera,
y, mucho menos, todo corazón.

Siempre he estado bien,
siempre has estado.

No he querido ser tu puta,

ni tu droga,
ni tu casa.

No me gustaban tus sábanas, ni tu lengua, ni tu letra torcida.
No te he regalado flores, no he creído en nosotros y hace ya muchísimo que no miro tus fotografías.

No me has matado, tampoco te he buscado entre las caras de la gente y no me he destrozado los labios mordiéndome la pena.

No has sido mi principio y mi final,
no he escrito ni un solo puto poema para ti
y no me he enamorado de tus colores.


Se me olvidaba decirte que he asumido tu papel, 
me he creído tú y 
he empezado a contar mentiras,
vomitando todas las que un día me tragué contigo

jueves, 22 de enero de 2015

Puertas entreabiertas.


Puertas entreabiertas



Imagina que vas de compras a buscar un modelo de zapatos que te gusta mucho. Seguro que lo primero que harás es irte directo a la zona de tiendas que conozcas. Aunque esas tiendas tengan chaquetas, gorras y cosas que normalmente te llamarían la atención, tú sólo vas a por esos zapatos. Tienes tantas ganas de tener ese modelo, lo quieres, lo necesitas y no te das cuenta de que esa tienda tiene otras muchas cosas que podrían gustarte. 

Lo mismo ocurre al buscar pareja, un grupo de colegas o a tu mejor amigo. Funciona exactamente de la misma manera.El hecho de buscar algo en concreto condiciona lo que vas a encontrar y si vas directo a esas tiendas, te estarás perdiendo otras muchas incluso con mejores precios. Y mientras buscas ese modelo de zapatos específico puedes estar perdiéndote todas las gorras y chaquetas de tu alrededor. 

Miguel de Cervantes dijo una vez ‘‘el que no sabe gozar de la aventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa’’. Y yo, personalmente, baso parte de mi vida en una analogía que bauticé como las ''puertas entreabiertas''. Aunque suene raro, cada vez que conozco a una persona me imagino un número infinito de puertas delante de mí. Y cada una de ellas puede contener algo distinto detrás: a lo mejor una nueva amistad, un lio de una sola noche, quizá el amor de tu vida... No sé... Ese amigo especial que ni es amor ni es solo sexo y no sabe muy bien cómo explicarlo. Porque entre el blanco y el negro hay un sin fin de tonalidades de gris. Apuesto a que ya habías escuchado esa frase antes.

Plantéatelo así, si sólo buscas un lío de una noche, quizá te pierdas a ese amigo especial. Si te encierras a tener sólo amor, puede que se te pase la mejor noche de sexo que hayas tenido jamás. Si sigues buscando sólo amistad, a lo mejor no conocerás al amor de tu vida.

Creemos que todo lo que hacemos lo pensamos de una manera racional y que nuestros instintos son cosa del pasado. ¿Tú te consideras una persona racional? ¿Totalmente dueña de sus actos y de todo lo que hace? Entonces, ¿fue decisión tuya asustarte o fue algo automático que no puedes explicar? Ya. Son muchos los instintos que nos mueven todos los días. Muchos los instintos que creemos no tener y que luchamos contra ellos. ¿Por qué no nos guiamos más por lo que sentimos de manera racional e inexplicable? Por las mariposas, el nudo en el estómago y no por lo que pensamos o nos hace pensar la sociedad podrida de prejuicios en la que vivimos. ‘‘¡Ah no! Yo es que se lo que busco. Quiero una pareja que me cuide, que me mime, que valore lo que hago, que me haga sentir especial...'' A ver, ¿hablamos de enamorarnos o estas pidiendo una hamburguesa en un restaurante cualquiera? No sé. Que tal una vida donde arrepentirnos de lo que hemos hecho y no de llevarnos el ¿y si...? a la tumba.

Gracias a dejar las puertas entreabiertas, a no prejuzgar, no os podéis ni imaginar la cantidad de experiencias que he vivido y no sabría ni como contarlas. ¿Sabéis cuántas veces me han mirado por encima del hombro y me han dicho: ''Estas loco, esas cosas solo pasan en las películas...'' Les puedo asegurar que eso no es verdad, y también os aseguro que ninguna de esas cosas llevaba la etiqueta de ''es lo que se debe hacer'', ''será mejor para mi futuro'', ''es lo que me conviene'', ''qué pensarán de mi si...''. ¿De verdad es más importante toda esa basura que tu felicidad? Porque yo creo que no.

Recuerdo algo que escribí no hace mucho que decía: ''Explicar un sentimiento es como entender la poesía. Tú tienes tu metáfora y yo, tengo la mía''. Lo que quise decir con eso es que cada uno entiende lo que siente de manera distinta y cada uno tiene puntos de vista diferentes incluso sobre una misma cosa. Pero a mi parecer, para tener una opinión válida sobre algo, debes haberlo vivido primero.

Quizá a muchos os suene esta escena: ''-Hijo, cómete la verdura. -¡Mamá es que no me gusta!''. ¿Cómo sabes si te gusta si ni la has probado? ¿Sabes por qué tanta gente se rodea de la gente equivocada? Porque dicen que no les gusta la verdura cuando jamás la han probado.Se pasan la vida buscando algo que piensan, sin darse la oportunidad de descubrir algo que sienten.


viernes, 2 de enero de 2015

Conozco 27 maneras de hacerme daño y todas tienen que ver contigo.

Tengo ojos de estar cometiendo el error de mi vida.

Hoy me he despertado ahogada dentro de una botella de cristal que no existe;
me he cortado el pelo que no tengo y he tenido miedo por los dos;
pero todavía no sé a qué.

Tengo la mirada perdida porque no sé dónde estás y un montón de ganas de nada desde que existes lejos de todo y cerca de una nada gigante que se extiende por este calendario que llevo impuesto como cuerpo y que arrastro desde que no soy pájaro.

 Mi propósito de año nuevo es acabarlo bien; como siempre.
Como nunca.

Los lunes por la mañana ya no me despierto;
paseo, sonámbula, con la ventana abierta con toda la intención de poner cachondo al invierno y que muerda con ansia todo el hielo que resbala, tranquilo, por todo lo que no te llegué a querer nunca.

Es probable que nunca llegue a nada porque ya lo he tenido todo;
y ahora lo entiendo: nunca tuve suficiente.

La fragilidad tiene su punto,
aunque no sé dónde poner el final.

Afirmo, orgullosa, que tengo toda la intención;
pero no sé dónde.

Conozco 27 maneras de hacerme daño y todas tienen que ver contigo.

Pero, verás, estoy desayunando en la ventana y justo ha salido el sol,
entonces me he acordado de ti y de que no puedo darte los buenos días;
he hecho cuentas y no vivimos ninguno.

La ventana que abriste tenía vistas a mi puerta,
y dentro solo había un túnel del terror.

Sonábamos mejor en silencio;
y soñábamos mejor por separado.

He recibido muchas llamadas,
pero no he aceptado ninguna que no parezca la tuya.

Me caigo en picado y me supera el vértigo a éstas alturas;

siempre tuve miedo a volar 
y nunca supe vivir planeando.


No intentes solucionarme.
Rock On