viernes, 12 de septiembre de 2014

No creo en la vida después de la muerte un domingo,
no creo en los catorces de febrero, ni en los ramos de rosas sin espinas.

No creo en el silencio que nos grita a los oídos,
no creo en el invierno sin tus pies,
tampoco creo en las películas con un final feliz.

No creo que tengamos que darnos la mano para pasear, ni creo en las ventanas que se abren después de cerrar puertas.
No creo en los amaneceres que no sean entre tus piernas, no creo en la ausencia del miedo, ni en esas tonterías de 'el tiempo lo cura todo'.
Tampoco creo en una risa que no acabe en ti, no creo en un punto y final, ni en los puntos de sutura.

No creo en islas desiertas de ti, y tampoco en la gente que deja de fumar porque no sabe malgastar su vida.
No me puedo creer la poca gracia que me hace tener papeles y no perderlos cada dos por mil veces que me quitas las bragas.

No creo en los cumpleaños si no cumplen lo que dicen.
No creo en los mapas del tesoro porque no te señalan a ti.
Tampoco creo en los valientes porque no tienen miedo de perder.
No creo en tocar el fondo de nada si no es el tuyo.

No creo en excusas baratas que al final salen caras.
No creo en la magia porque siempre caigo en la trampa.
No creo en la gente que no llora porque algún día morirán ahogados.

No creo en mí, ni en la felicidad.

Tampoco creo en el amor,


pero creo en ti.
Y eso es una puta maravilla.

Y creo que deberíamos compartir  vida,
colchón
                                                    y pesadillas...

Rock On