miércoles, 8 de julio de 2015

"HAY AMORES QUE TE CAMBIAN, QUE TE TRANSFORMAN. AMORES QUE NO PASAN A DIARIO Y QUE DE HECHO NO PASAN SIEMPRE. SON AMORES QUE TE BESAN LA PIEL Y TE TOCAN EL ALMA”.
  Cuenta una leyenda que todos nacemos atados a nuestra “alma gemela” mediante un hilo rojo. Pero no es un hilo cualquiera, es un hilo indestructible, que por más que se estire o se enrede, jamás podrá romperse. Y no importa cuántas parejas se tengan a lo largo de la vida, al final de cuentas siempre se estará atado mediante ese hilo a nuestro amor verdadero, y como dice Isabel Allende, eso automáticamente nos vuelve amantes eternos y está en nuestro Karma seguir encontrando a esa persona hasta que se pueda consumar el amor.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando ese hilo rojo te llevó directamente a estar con el gran amor de tu vida? Y más allá, ¿qué ocurre cuando ese gran amor termina y se va? ¿Hasta ahí llegó la función del hilo rojo? Tal vez hay algo que la leyenda no nos esté contando y nos oculte, porque muy probablemente el hilo se rompa únicamente cuando ya cumplió su función de unir a dos almas gemelas… ¿o no?
A lo largo de nuestra vida nos convertimos en el amor de muchas personas y muchos se convierten en el nuestro. Desde luego que cada historia de amor es diferente, con distintos matices e intensidades, pero el motor de todas es el mismo: el amor. Y si bien es cierto que no se ama de la misma forma a nadie que conocemos, también es cierto que siempre se puede volver a amar a alguien con quien se escriba otra historia.
2
No obstante, muchos son los que aseguran que después de conocer a ese gran amor de la vida, es imposible volver amar e inclusive recuperarse de esa pérdida que con frecuencia, deja el corazón destrozado y sin ganas de dar más. Y puede que tengan razón hasta cierto punto, pero personalmente discrepo en todo lo demás.
Siempre he sostenido que después de vivir un amor tan intenso como el que se vive con la persona que es tu alma gemela, nada vuelve a ser igual. De hecho, no te quedan ganas de darle nada más a nadie porque no puedes, estás vacío, y lo que te quedaba se lo diste a esa persona que ahora se ha ido. ¿Y qué decir del corazón? Bueno, ese es quien se lleva la peor parte de haber estado en el campo de batalla y a veces reconstruirlo tarda un rato, porque no es para menos; estamos hablando del gran amor de tu vida, ese que se suponía iba a estar contigo hasta el fin de tus días…ese que se supone, está atado contigo sin importar cuánto estires el hilo.
 ¿Y duele? ¡Claro que duele! Tener un corazón roto es posiblemente tan doloroso como una herida física y más cuando el responsable es ese amor de tu vida a quien tratas de suplir con otro alguien que te haga sentir lo mismo, pero sin éxito.
Al final te das cuenta que sí, que es verdad que ya no vas a encontrar a nadie como esa persona y que jamás volverás a sentir lo mismo por nadie más, pero aquí es donde debe entrar el aprendizaje y la sabiduría adquirida en el camino. Aquí te das cuenta que efectivamente, tener un corazón roto es inevitable, pero es una experiencia que forma parte del viaje, y que afortunadamente con el tiempo, el dolor pasa y las heridas sanan, el corazón se reconstruye y vuelves a confiar, te vuelves a abrir a la posibilidad de sentir lo mismo o incluso mucho más por alguien diferente, porque entiendes que aunque la historia con el amor de tu vida fue intensa y única, no puedes cerrarte a la oportunidad de conocer a otro alguien que muy posiblemente, te enseñe nuevas experiencias y te haga vivir el amor de una forma única que también te haga sentir vivo.
Y probablemente aún después de entender eso, te sigas preguntando el por qué del final de esa historia, que se suponía, era con el amor de tu vida y que por lo tanto, no debía terminar. Pero si eres listo, aceptarás la realidad y te darás cuenta que en la vida hay personas que llegan por temporadas para enseñarnos cosas, para hacernos vivir historias y que una vez terminada su función en nuestra vida, se van porque han cumplido su misión.
Cuando yo mismo llegué a esa conclusión, entendí lo que los budistas quieren decir cuando repiten la frase “si nuestro Karma lo permite, nos volveremos a encontrar”, que no es otra cosa que una forma simple de decir que lo que es será pase lo que pase, y que las cosas ocurren por una razón en el momento y lugar indicados, ni antes ni después, porque lo que ocurre es exactamente lo que debía ocurrir y no hay más.
3
Ahora la historia del hilo rojo toma otro cariz. Inclusive esa historia también tenga sus excepciones que no menciona y las cosas no sean tan exactas como se nos cuenta. Tal vez el hilo rojo sí se rompa después de haber vivido nuestra historia con ese que era nuestro amor de vida, poniendo punto final a ese encuentro y a ese Karma. Pero también es probable que ese hilo rojo pueda regenerarse con otra persona que también esté dentro de nuestro karma, y con quien tal vez el hilo no se rompa sino hasta el final de nuestro días. Finalmente cuando eso pase, entenderemos que en la vida hay muchos amores y que ese amor de vida que jurábamos eterno, en realidad no lo era tanto porque se fue. Entenderemos que el verdadero amor de nuestra vida, es esa persona que pase lo que pase, decide quedarse a nuestro lado por el resto de la vida, y eso, es algo mucho más allá que definitivamente ya no tiene nada que ver con hilos rojos o de cualquier otro color.
“NUNCA VAS A AMAR A NADIE IGUAL Y NO PRETENDAS HACERLO. PIENSA QUE SIEMPRE PUEDES AMAR MÁS Y MEJOR Y QUE EL AMOR DE TU VIDA NO ES ESE QUE SE FUE, ES MÁS BIEN ESE QUE TAMBIÉN TE ESTÁ BUSCANDO Y QUE COMO TÚ, TAMBIÉN ESPERA QUE TE QUEDES A SU LADO”

lunes, 6 de julio de 2015


¿Cuántos de vosotros os levantáis por obligación cada día a la misma hora, vais a estudiar o trabajar en algo que no os gusta? Y os repetís una y otra vez: es lo que hay, mientras paguen… ya vendrán tiempos mejores.
Pero los años van pasando y nunca llegan.
Pongámonos en la mejor situación del sueño que nos venden desde pequeños. Terminamos nuestros estudios con buena nota y encontramos un trabajo estable de 8 horas con un sueldo que te permita pagar tu alquiler o hipoteca, tener tu perro, tu gato, tu tele gigante, tu coche, tus caprichos, tus cositas con tu pareja, vale… ¿y ahora?
Te quedan 50-60 años por delante en los que como mucho podrás aspirar a tener unas semanas de vacaciones al año, ahorrar para cuando te jubiles y no poder disfrutar de ese dinero porque eres demasiado viajo. Todas aquellas cosas que tenían que llegar y… ahora todo te da pereza.
Yo es que no estoy hecho para esta vida en la que la gran mayoría de personas que conozco están muertas en vida, que lo único que les motiva para levantarse por las mañanas son las facturas que tienen que pagar. Luego los padres con: ¿qué harás cuando seas mayor? Deja ya tus tonterías, ya harás lo que quieras cuando puedas pagarte tus propias cosas, tienes que ser una persona de provecho…
Vale, ahora eres un adulto, has hecho todo lo que se supone que deberías hacer y te reencuentras a un amigo que hace mucho que no ves y te pregunta:
– Hey! ¿qué tal?, cuánto tiempo… ¿qué es de tu vida?
Estoy seguro que le respondes sin pensar:
– Nada, estudiando, trabajando… lo de siempre.
Tanta gente se siente vacía, perdida, no saben qué camino tomar, están angustiadas porque el tiempo pasa y tienen que decidir si siguen estudiando, qué carrera tendrá más salidas, si se ponen a trabajar… para tener el futuro que quieren.
Pero… ¿cuál es el futuro que quieres?
No ese que te han metido en la cabeza de pequeño, sino ese futuro que quieres para ti.
Sabéis, una de las preguntas que más me han hecho a lo largo de mi vida es:
– ¿Qué no sabes hacer?
Mi respuesta es siempre la misma:
– Lo que todavía no me he propuesto aprender.
Por una vez trata de ser sincero contigo mismo. ¿A qué te dedicarías si pudieras elegir cualquier oficio sin importarte nada más que lo que deseas? ¿Quieres ser mozo de almacén, cajera de un supermercado, dependiente toda tu vida? Probablemente no. Seguramente te gustaría ser cantante, escritor, deportista profesional, tener tu estudio de tatuajes, chef de tu propio restaurante, trabajar viajando por el mundo
Pero en lugar de eso tienes un montón de ideas y sueños que no los llevas a cabo por el qué dirán, porque tus padres prefieren que hagas otra cosa, te pones excusas y más escusas diciéndote a tu mismo: me falta dinero, me faltan medios para desarrollar mis ideas, pero en realidad… te pasa lo que le pasa a muchísima gente.
Lo que tienes es miedo.
Miedo a fracasar.
Dicen que la paciencia es la madre de cualquier ciencia, pero te aseguro que el tiempo corre sin importarle lo paciente que seas. Mucha gente se sienta a esperar su tren pero cuando llega no saben reconocer si es el suyo y se quedan en el andén mientras ven como se cierran las puertas dejando una herida abierta.
El tren jamás pasó de vuelta.
Hay una estrofa de Rubén Darío que suele recitar mi abuela con Alzheimer cuando tiene sus momentos de lucidez que dice:
Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer…
Si tienes un sueño lucha por él ahora. No esperes a un futuro que ni sabes si existe. No sigas los consejos de gente que intenta darte clases de cómo triunfar en la vida cuando ellos han fracasado, sino fíjate en lo que hicieron mal para no cometer sus mismos errores.
Alguien dijo alguna vez: “Solo podrás hacer realidad tus sueños si cuando llega la hora sabes estas despierto”. Tiene sentido, ¿no? Sé por experiencia que nadar contra corriente es muy frustrante, que habrán muchísimos momentos que querrás mandarlo todo a la mierda, pero dime lo que realmente sientes cuando te hablas en frente del espejo y le intentas mentir a tu reflejo poniéndote ese disfraz de otro clon más con miedo a tomar las decisiones importantes para tu vida.
¿No te has sentido siempre raro, extraño, como si hubieras parado en la estación equivocada? Pues si de verdad sientes que ese es tu tren, no esperes a que se cierren las puertas. Si sigues luchando por lo que quieres… la alarma que tienes dentro de ti va a sonar tarde o temprano. Si tienes miedo a caminar te fabricas tus alas, aprendes a volar y a decir adiós. Porque lo sabes. Sabes que lo único que realmente quieres es ser libre hasta el día que cierres los ojos por última vez.
Busca dentro de ti, solamente tú sabes lo que realmente quieres. Tienes que dejar ya de esperar a que ocurra un milagro porque nadie va a tocar a tu puerta.


Rock On